dimarts, 10 de març del 2015

Bitácolas.

La receta de mi plato favorito.

Tiramisú
Es suave, es cremoso y es absolutamente delicioso. El tiramisú es de esos postres que no son empalagosos ni demasiado dulzones. Y cuanto más tiempo lo dejamos reposar, más bueno está, porque los sabores se concentran.
Ingredientes:
400g de bizcochos al huevo.
500g de queso mascarpone.
120G+2 cucharadas de azúcar.
2 vasos de café bien concentrado.
6 huevos talla M.
Cacao en polvo.




Preparación:
En primer lugar, vamos a separar las claras de las yemas de los huevos. Para hacerlo, mi truquito es utilizar una botella de agua pequeña de plástico bien limpia, de las de medio litro. Casco el huevo en un bol, aprieto la botella y coloco la boquilla sobre la yema. Voy soltando poco a poco para que la botella succione la yema despacito, y una vez haya absorbido la yema, la clara se desprenderá sola, así una a una. Es más higiénico que la técnica de pasar el huevo de cáscara a cáscara (proceso por el cual el huevo puede contaminarse con las bacterias de la cáscara) y no necesitamos ninguna herramienta específica. En un recipiente a parte deposito las yemas y ya las tengo separadas.


Ahora, en el recipiente donde tenemos las yemas, añadimos 60g de azúcar y batimos intensamente con unas varillas (ya sean eléctricas o manuales) hasta que esté bien integrado y bien cremoso. En este punto, vamos a añadir el mascarpone y lo mezclaremos todo bien.
 
Por otro lado, vamos a montar las claras a punto de nieve haciendo uso de unas varillas eléctricas (podéis intentar montarlas a mano, pero armaros de paciencia, porque es bastante difícil y cansa muchísimo). Cuando empiecen a montar, vamos a ir añadiendo los otros 60g de azúcar poco a poco, mientras seguimos batiendo. Sabremos que están perfectamente montadas cuando estén duras y al dar la vuelta al recipiente, éstas no se caigan.

 Cuando estén montadas, vamos a ir añadiendo las claras poco a poco a la mezcla de yemas, con movimientos de abajo a arriba cuidadosos, para no desmontar las claras. Requiere un poco de paciencia, pero es importante ser delicado en éste punto, pues aquí es donde conseguiremos la textura perfecta de la crema del tiramisú.

Antes de contaros cómo montar el tiramisú, voy a hablaros de los bizcochos. Hay opiniones para todos los gustos, así que yo voy a hablaros de la mía desde la experiencia. Veréis en muchas recetas que los bizcochos para hacer tiramisú son los de soletilla. Ésto es correcto, pero el problema reside en que cuando vas a comprarlos, te etiquetan como bizcocho de soletilla otra clase de bizcochos, más blandos y grasos (como los de la marca Codan). Personalmente me parece un error utilizar éstos segundos, porque son unos bizcochos muy tiernos, que a poco que los humedezcamos se van a deshacer, arruinando todo el trabajo de la crema (aquí radicaba una de mis grandes frustraciones al intentar hacer tiramisú antes de conocer ésta receta). De hecho, en Italia se utilizan unos bizcochos que se llaman savoiardi, que son unos bizcochitos pequeños, finos y secos, muy secos. Tienen una costra de azúcar por encima característica. Aquí yo he encontrado dos tipos de bizcocho casi iguales: los bizcochos de huevo de Mercadona y los de Alcampo. Lo más importante es que notéis que son muy ligeros y duritos, lo que favorecerá que al humedecerse absorban líquido pero no se destrocen.
  Dicho ésto, vamos con el montaje del tiramisú. Preparamos el café (que puede ser soluble, pero mucho mejor si es expreso recién hecho) y le añadimos las 2 cucharadas de azúcar. Si no estáis seguros de cuánto café absorberá cada bizcochitos, coged uno y haced una prueba, pero no tengáis miedo porque permiten bastante cantidad de café.
El proceso es el siguiente: vamos a ir colocando los bizcochos mojados uno al lado del otro, todos en un mismo sentido, hasta cubrir la base de un recipiente preferentemente rectangular y grande.
 Acto seguido, cubrimos los bizcochos con una buena capa de crema.
Finalmente espolvoreamos con cacaos en polvo la superficie hasta cubrirla por completo y que no se vea la base blanca, con ayuda de un tamizador o con un colador.

Repetiremos el proceso tantas veces como nos permita el recipiente y la cantidad de crema y bizcochos. Si nos sobrasen ingredientes, podemos aprovecharlos para hacer copas individuales, que además quedan preciosas.


Después de montarlo, debemos dejarlo reposar en la nevera durante al menos 1 hora, aunque ya os digo que cuanto más tiempo lo dejemos, mejor.

Resultado:
Si os gusta más durito, podéis meterlo los útlimos 20 minutos en el congelador, aunque está bueno de cualquiera de las maneras. Es una receta realmente fácil de hacer, sólo hay que prestar atención en no bajar la crema y en humedecer bien los bizcochos, y el resto sale sólo.
Podéis añadir al café un chorrito de algún licor como amaretto.

Mi lugar favorito de Mallorca
En el borde de la Sierra de Tramuntana, a una altitud de 435 metros sobre el mar esté el Puerto de Valldemossa, combina un lugar de belleza e historia. Las calles estrechas llenas de flores de colores brillantes y típicas casas de piedra que dan a la ciudad. La exuberante vegetación de muchos viejos robles, olivos, cítricos y almendros ya atrajo a los invasores musulmanes que finalmente llamaron "Valle de Mussa".
Si da un paseo por las calles de la ciudad, podrás ver casi en cada puerta un mosaico que representa su historia de vida.
Además, Valldemossa es el ligar más popular, mejor protegido y es un lugar de la isla mejor conservado.
Está fuera de la ciudad.
Este paraíso de la pesca fue una vez una comunidad pacífica de los marineros, hoy es el sitio de numerosas residencias de verano. Como uno de los pocos puertos protegidos en la escarpada costa norte del pequeño puerto pesquero, está rodeado por un paisaje pintoresco.


El futuro de la Agricultura

La creciente demanda de alimentos de una población en constante crecimiento y la pérdida de fertilidad del suelo fruto en parte a un negativo impacto ambiental de las actividades humanas plantean importantes retos para el futuro de la agricultura. Estas razones han estimulado la aparición de nuevas tendencias:
  • La agricultura transgénica
    La persistencia de las hambrunas en muchas zonas del planeta ha potenciado la investigación en el campo de la agricultura transgénica, es decir, basada en semillas creadas en laboratorio mediante la combinación de genes de distintas especies. Las semillas transgénicas son más resistentes a los factores físicos, ofrecen una productividad más alta y resisten mejor a las plagas. Sin embargo, su reciente creación plantea aún dudas sobre la seguridad de su consumo.
  • La agricultura orgánica o ecológica
    La creciente preocupación por la salud, especialmente en los países desarrollados, ha estimulado la aparición de la agricultura orgánica o ecológica que busca cultivar sin emplear productos químicos (fertilizantes, pesticidas) o semillas transgénicas para obtener una producción de calidad apta para el consumo humano y que, al mismo tiempo, respete la fertilidad natural de la tierra y minimice el impacto medioambiental.

No obstante, se trata de una agricultura en la que la tecnología no se encuentra aún muy avanzada por lo que los costes de producción y distribución son aún muy elevados. El éxito de la agricultura ecológica pasa, por tanto, por reducir los costes de producción para reducir el precio de los productos orgánicos.


Los valores de la sociedad actual.

El primer paso para vivir los valores es la conciencia de los importantes que son. Una sociedad basada en individuos con valores es la llave para una convivencia más sana. Las leyes civiles no son suficientes. En ellas se establece solo lo elemental para asegurar una convivencia medianamente decente, sin embargo no es suficiente con solo "cumplir la ley". Los valores van mucho más allá de cumplir el reglamento de tránsito, van a la raíz de las cosas.
Para vivir los valores, lo primero es estar conciente de rdaderamente a una persona, una familia o una nación.
Una vez que se ha aceptado la importancia de vivir los valores, hay que analizar claramente qué valores son la base de tu vida.
Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y meditar detenidamente en cuáles son aquellos principios, normas y comportamientos que son fundamentales para ser mejor, para vivir mejor.
que son vitales, y que son lo que puede cambiar ve
Si realmente quieres vivir los valores, durante una parte del día date 10 minutos para reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el día, si estás cumpliendo tu meta (o metas) diarias, qué te falta por hacer y qué has hecho. Este examen es vital, si no lo haces, todo el sistema para vivir los valores va a irse perdiendo hasta que te olvides de él. El examen te permite dos cosas: analizar de manera realista y rápida cómo están resultándote las cosas, y propósitos concretos para hacer algo y vivir tus valores.
Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido, piensa cómo te ha ido en tus exámenes diarios. ¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran avance? Lo fundamental en este sistema es la constancia. Si ahora mismo haces tu plan maestro y estableces tus prioridades pero no las vives, no haces el examen y no sigues tus propósitos concretos, entonces en quince días te habrás olvidado de todo.
Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el propósito.