La
receta de mi plato favorito.
Tiramisú
Es
suave, es cremoso y es absolutamente delicioso. El tiramisú
es
de esos postres que no son empalagosos ni demasiado dulzones. Y
cuanto más tiempo lo dejamos reposar, más bueno está, porque los
sabores se concentran.
Ingredientes:
400g
de bizcochos al huevo.
500g
de queso mascarpone.
120G+2
cucharadas de azúcar.
2
vasos de café bien concentrado.
6
huevos talla M.
Cacao
en polvo.
Preparación:
En
primer lugar, vamos a separar las claras de las yemas de los huevos.
Para hacerlo, mi truquito es utilizar una botella
de agua pequeña de plástico bien
limpia, de las de medio litro. Casco el huevo en un bol, aprieto la
botella y coloco la boquilla sobre la yema. Voy soltando poco a poco
para que la botella succione la yema despacito, y una vez haya
absorbido la yema, la clara se desprenderá sola, así una a una. Es
más higiénico que la técnica de pasar el huevo de cáscara a
cáscara (proceso por el cual el huevo puede contaminarse con las
bacterias de la cáscara) y no necesitamos ninguna herramienta
específica. En un recipiente a parte deposito las yemas y ya las
tengo separadas.
Ahora,
en el recipiente donde tenemos las yemas,
añadimos 60g de azúcar
y
batimos intensamente con unas varillas (ya sean eléctricas o
manuales) hasta que esté bien integrado y bien cremoso. En este
punto, vamos a añadir el mascarpone
y
lo mezclaremos todo bien.
Por
otro lado, vamos a montar las claras
a
punto de nieve haciendo uso de unas varillas eléctricas (podéis
intentar montarlas a mano, pero armaros de paciencia, porque es
bastante difícil y cansa muchísimo). Cuando empiecen a montar,
vamos a ir añadiendo los otros 60g de azúcar
poco
a poco, mientras seguimos batiendo. Sabremos que están perfectamente
montadas cuando estén duras y al dar la vuelta al recipiente, éstas
no se caigan.
Cuando
estén montadas, vamos a ir añadiendo las claras
poco
a poco a la mezcla de yemas,
con movimientos de abajo a arriba cuidadosos, para no desmontar las
claras. Requiere un poco de paciencia, pero es importante ser
delicado en éste punto, pues aquí es donde conseguiremos la textura
perfecta de la crema del tiramisú.
Antes de contaros cómo montar el tiramisú, voy a hablaros de los bizcochos. Hay opiniones para todos los gustos, así que yo voy a hablaros de la mía desde la experiencia. Veréis en muchas recetas que los bizcochos para hacer tiramisú son los de soletilla. Ésto es correcto, pero el problema reside en que cuando vas a comprarlos, te etiquetan como bizcocho de soletilla otra clase de bizcochos, más blandos y grasos (como los de la marca Codan). Personalmente me parece un error utilizar éstos segundos, porque son unos bizcochos muy tiernos, que a poco que los humedezcamos se van a deshacer, arruinando todo el trabajo de la crema (aquí radicaba una de mis grandes frustraciones al intentar hacer tiramisú antes de conocer ésta receta). De hecho, en Italia se utilizan unos bizcochos que se llaman savoiardi, que son unos bizcochitos pequeños, finos y secos, muy secos. Tienen una costra de azúcar por encima característica. Aquí yo he encontrado dos tipos de bizcocho casi iguales: los bizcochos de huevo de Mercadona y los de Alcampo. Lo más importante es que notéis que son muy ligeros y duritos, lo que favorecerá que al humedecerse absorban líquido pero no se destrocen.
Dicho
ésto, vamos con el montaje del tiramisú.
Preparamos el café
(que
puede ser soluble, pero mucho mejor si es expreso recién hecho) y le
añadimos las 2 cucharadas de azúcar.
Si no estáis seguros de cuánto café absorberá cada bizcochitos,
coged uno y haced una prueba, pero no tengáis miedo porque permiten
bastante cantidad de café.
El
proceso
es
el siguiente: vamos a ir colocando los bizcochos
mojados
uno al lado del otro, todos en un mismo sentido, hasta cubrir la base
de un recipiente preferentemente rectangular y grande.
Acto
seguido, cubrimos los bizcochos con una buena capa de crema.
Finalmente
espolvoreamos con cacaos en polvo la superficie hasta cubrirla por
completo y que no se vea la base blanca, con ayuda de un tamizador o
con un colador.
Repetiremos el proceso tantas veces como nos permita el recipiente y la cantidad de crema y bizcochos. Si nos sobrasen ingredientes, podemos aprovecharlos para hacer copas individuales, que además quedan preciosas.
Después
de montarlo, debemos dejarlo reposar
en la nevera durante
al menos 1 hora, aunque ya os digo que cuanto más tiempo lo dejemos,
mejor.
Resultado:
Si
os gusta más durito, podéis meterlo los útlimos 20 minutos en el
congelador, aunque está bueno de cualquiera de las maneras. Es una
receta realmente fácil de hacer, sólo hay que prestar atención en
no bajar la crema y en humedecer bien los bizcochos, y el resto sale
sólo.
Podéis
añadir al café un chorrito
de algún licor como
amaretto.
Mi
lugar favorito de Mallorca
En
el borde de la Sierra de Tramuntana, a una altitud de 435 metros
sobre el mar esté el Puerto de Valldemossa, combina un lugar de
belleza e historia. Las calles estrechas llenas de flores de colores
brillantes y típicas casas de piedra que dan a la ciudad. La
exuberante vegetación de muchos viejos robles, olivos, cítricos y
almendros ya atrajo a los invasores musulmanes que finalmente
llamaron "Valle de Mussa".
Si
da un paseo por las calles de la ciudad, podrás ver casi en cada
puerta un mosaico que representa su historia de vida.
Además,
Valldemossa es el ligar más popular, mejor protegido y es un lugar
de la isla mejor conservado.
Está
fuera de la ciudad.
Este
paraíso de la pesca fue una vez una comunidad pacífica de los
marineros, hoy es el sitio de numerosas residencias de verano. Como
uno de los pocos puertos protegidos en la escarpada costa norte del
pequeño puerto pesquero, está rodeado por un paisaje pintoresco.
El
futuro de la Agricultura
La
creciente demanda de alimentos de una población en constante
crecimiento y la pérdida de fertilidad del suelo fruto en parte a un
negativo impacto ambiental de las actividades humanas plantean
importantes retos para el futuro de la agricultura. Estas razones han
estimulado la aparición de nuevas tendencias:
- La agricultura transgénica
La persistencia de las hambrunas en muchas zonas del planeta ha potenciado la investigación en el campo de la agricultura transgénica, es decir, basada en semillas creadas en laboratorio mediante la combinación de genes de distintas especies. Las semillas transgénicas son más resistentes a los factores físicos, ofrecen una productividad más alta y resisten mejor a las plagas. Sin embargo, su reciente creación plantea aún dudas sobre la seguridad de su consumo.
- La
agricultura orgánica o ecológica
La creciente preocupación por la salud, especialmente en los países desarrollados, ha estimulado la aparición de la agricultura orgánica o ecológica que busca cultivar sin emplear productos químicos (fertilizantes, pesticidas) o semillas transgénicas para obtener una producción de calidad apta para el consumo humano y que, al mismo tiempo, respete la fertilidad natural de la tierra y minimice el impacto medioambiental.
Los
valores de la sociedad actual.
Para vivir los
valores, lo primero es estar conciente de rdaderamente a una persona, una familia o una
nación.
Una
vez que se ha aceptado la importancia de vivir los valores, hay que
analizar claramente qué valores son la base de tu vida.
Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y meditar detenidamente en cuáles son aquellos principios, normas y comportamientos que son fundamentales para ser mejor, para vivir mejor.
Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y meditar detenidamente en cuáles son aquellos principios, normas y comportamientos que son fundamentales para ser mejor, para vivir mejor.
que son vitales, y que son
lo que puede cambiar ve
Si
realmente quieres vivir los valores, durante una parte del día date
10 minutos para reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el
día, si estás cumpliendo tu meta (o metas) diarias, qué te falta
por hacer y qué has hecho. Este examen es vital, si no lo haces,
todo el sistema para vivir los valores va a irse perdiendo hasta que
te olvides de él. El examen te permite dos cosas: analizar de manera
realista y rápida cómo están resultándote las cosas, y propósitos
concretos para hacer algo y vivir tus valores.Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido, piensa cómo te ha ido en tus exámenes diarios. ¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran avance? Lo fundamental en este sistema es la constancia. Si ahora mismo haces tu plan maestro y estableces tus prioridades pero no las vives, no haces el examen y no sigues tus propósitos concretos, entonces en quince días te habrás olvidado de todo.
Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el propósito.